El legislador del Mercosur, Julio Sotelo presentó un proyecto que propone el acceso gratuito a la vacuna del coronavirus para todo el Mercosur. La iniciativa, que cuenta con la firma del presidente del Parlamento, Oscar Laborde, y el presidente del bloque Frente de Todos, Víctor Santamaría, fue presentada hoy en la comisión de Desarrollo Regional Sustentable, Ordenamiento Territorial, Vivienda, Salud, Medio Ambiente y Turismo del Parlasur.

El proyecto, que no tuvo ninguna observación, propone “la gratuidad de cualquier tipo de vacuna que se cree en el mundo contra el coronavirus, teniendo en cuenta la situación recesiva, el empobrecimiento y el avance de la pandemia que padecen hoy todos los pueblos”, sostuvo Sotelo sobre la moción presentada.

El parlamentario chaqueño detalló además que “si bien la vacunación en la mayoría de los Estados es gratuita para la población, no lo es para los Estados, que muchas veces deben hacer un esfuerzo que se torna difícil para muchos países en momentos de crisis tan fuertes. Pretendemos que nadie lucre con la pandemia, y que la cura sea un patrimonio común para la humanidad”, aseveró.

En el mismo sentido, el presidente del ParlaSur, Oscar Laborde, destacó la notoriedad de las iniciativas que están tomando los Estados frente a la crisis sanitaria y destacó que “en el mundo países como Japón y Alemania están constituyendo un fondo para tratamiento del coronavirus de alrededor del 20 por ciento de su PBI”, y subrayó que es preciso interceder “con fuerza para que los Estados promuevan la gratuidad de la vacuna” una vez que esta sea hallada.

Durante abril, el ParlaSur tiene una intensa actividad a partir de reuniones virtuales organizadas por la Mesa Directiva y el inicio de sus Comisiones de Trabajo, del mismo modo, ante la imposibilidad de llevar adelante reuniones presenciales, en virtud de las recomendaciones de aislamiento físico emitidas por la Organización Mundial de la Salud. Dichas reuniones tienen como objetivo impulsar propuestas y acciones que aporten soluciones ante la situación crítica ocasionada por el COVID-19. 

El proyecto

La iniciativa legislativa parte del hecho de que la producción y distribución de las futuras vacunas a nivel mundial constituirá un gran problema que deberán afrontar los gobiernos para poder garantizar el acceso a toda la población y que, para ello, será imprescindible contener los precios y hacer una equitativa distribución mundial. 

Considerando además que la continuidad de la pandemia afecta a la economía mundial de una manera sin precedentes según las estimaciones de todos los organismos internacionales, lo cual aumentará drásticamente el número de pobres a nivel mundial, el proyecto busca generar una alternativa en la que prime el derecho a la salud de los pueblos.

La iniciativa se basa además en el hecho de que la crisis económica será significativamente más profunda en los países menos desarrollados, según lo ha manifestado el FMI en su informe en el que indica la necesidad de alivianar los costos de las deudas externas de los países de menores recursos.

¿Por qué eliminar las patentes?

Sotelo explicó que “eliminar las patentes y otras barreras es fundamental para ayudar a garantizar que haya suficientes proveedores que vendan las herramientas para el COVID-19 a precios que todos puedan pagar, ya que los altos precios y los monopolios provocarán un racionamiento de medicamentos, pruebas y vacunas, que sólo servirán para prolongar esta pandemia”.

Y valoró como fundamental la necesidad de “ declarar de utilidad pública o de interés social, ante la emergencia mundial producto de la pandemia, la futura vacuna de manera de dejar sin efecto la protección que otorga la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI). La liberación de la patente y de los derechos que esta otorga a los propietarios es esencial en esta situación de emergencia planetaria”.

Posibles vacunas en desarrollo

La pandemia se ha llevado 127 mil vidas e infectó a casi dos millones de personas en los cinco continentes, y son 70 las vacunas que están en experimentación en distintos países de mundo, según un informe de la OMS, presentado la semana pasada. Sólo una de ellas, producida por CanSino Biological Inc. y el Instituto de Biotecnologías de Pekín, ha pasado a la fase dos de la evaluación clínica, es decir está siendo experimentada en seres humanos.

Existen otras dos vacunas incluidas en la fase de evaluación clínica, pero aún se encuentran en la fase uno, es decir aún no se experimenta en seres humanos, y son producidas por dos empresas farmacéuticas de Estados Unidos y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, con base en Michigan.

Se estima que el plazo de experimentación de la vacuna es de un año y quienes sostienen que en septiembre ya podrá ser utilizada la primera tanda. El punto es lograr el acceso universal a este fármaco que pondría a salvo a la humanidad, del “enemigo invisible” como lo nombra el presidente Alberto Fernández, es por ello que desde el Parlamento del Mercosur, proponen la exploración de alternativas que garanticen su gratuidad.